¿Tu equipo se enfoca en planificar de forma meticulosa cada proyecto? Muchas organizaciones se enfocan en priorizar la gestión de proyectos, pero algunas de ellas dejan de lado el manejo de las tareas y operaciones cotidianas. En este artículo explicaremos las principales diferencias entre gestión del trabajo y gestión de proyectos y cómo ambos son críticos para que las organizaciones alcancen sus objetivos.
¿Qué es la gestión del trabajo?
La gestión del trabajo implica planificar, organizar, ejecutar y monitorear cualquier tarea o flujo de trabajo que permita alcanzar los objetivos de la organización a corto y largo plazo.
Adoptar las mejores prácticas en gestión del trabajo es indispensable para las operaciones del negocio, ya que aumentan la eficiencia, la velocidad y la productividad al gestionar componentes como:
Coordinación de tareas
Asignación de recursos
Seguimiento del tiempo
Creación de entregables y dependencias
Un ejemplo de la gestión del trabajo en acción
Recursos Humanos puede utilizar prácticas de gestión del trabajo para supervisar la evaluación del desempeño y colaborar en conjunto con los gerentes de departamento, el equipo de Aprendizaje y Desarrollo y los empleados que reciben la evaluación. Los equipos de RRHH pueden crear tareas recurrentes para establecer métricas de desempeño, realizar evaluaciones, programar sesiones de feedback, monitorear el progreso de las capacitaciones y generar revisiones de la gestión del desempeño.¿Qué es la gestión de proyectos?
La gestión de proyectos es un aspecto único de la gestión del trabajo enfocado en planificar, administrar y completar proyectos específicos. A diferencia de los flujos de trabajo regulares y continuos, los proyectos tienen fechas de inicio y finalización establecidas, además tienen un resultado claro. La gestión de proyectos tradicional implica etapas como:
Inicio: Establecer el equipo del proyecto y definir metas y objetivos.
Planificación: Desarrollar actividades, definir cronogramas y asignar recursos.
Implementación: Asignar tareas y monitorear el progreso.
Cierre: Revisar resultados y concluir asuntos pendientes.
Un ejemplo de la gestión de proyectos en acción
Los equipos de desarrollo de software requieren una coordinación precisa de los recursos para llevar nueva tecnología al mercado, a tiempo y dentro del presupuesto. Al establecer hitos, nombrar líderes de proyecto y definir entregables, los equipos pueden supervisar proyectos de desarrollo de principio a fin.
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